martes, 23 de octubre de 2012

El lujo de unos pocos privilegiados


Predicar sin dar ejemplo. Eso es lo que hace nuestra clase política, que parece no conocer las palabras “ahorro” y “crisis”. Aunque cuando se trata de recortar derechos sí que tienen bien claros estos conceptos.

Beber un botellín de agua de más de 4 euros, gastarse en una cena más de 1.000 euros, destinar 1.200 millones de euros al año a los 22.500 coches oficiales… son solo algunos ejemplos de los derroches y gastos innecesarios de nuestros políticos. 

De los lujos no se privan, ¿para qué? Si ya nos recortan a los ciudadanos de a pie. La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, tiene en su mesa de despacho y en la sala de reunión de su Consejo de Gobierno agua “Numen Premium Water”, cuyo botellín cuesta 4,53 euros. Pero no es la única que no escatima en lujos, ya que Rajoy tampoco se priva de la buena vida y la exclusividad, los placeres por encima de todo, que no falten. Nada más y nada menos que 1.000 euros costó la cena a bordo del Falcon 900 que le llevó a él y a cinco colaboradores a Polonia, el pasado 10 de junio (un día después de que de Luis de Guindos anunciara el rescate de los bancos), para presenciar el primer partido de la selección española de fútbol en la Eurocopa. 

Así lo desveló la revista Interviú, que añade más datos interesantes como por ejemplo que el año pasado se gastaron solo en catering para los vips 342.693 euros y hasta junio de este año ya se han gastado 128.402 euros. Además de esto, es curioso saber que España dispone de más de 22.500 coches oficiales que cuestan más de 1.200 millones de euros. Esta cifra incluye coches de trabajo y servicio diario de las administraciones como vehículos especiales, de vigilancia… Si tenemos en cuenta solo los vehículos que se dedican realmente a transportar políticos hablamos de cerca de 5.000 coches entre todas las administraciones.

Pero esto solo es una pequeña muestra de los múltiples lujos y caprichos de los que gozan “nuestros representantes”, que dan ejemplo en toda regla de lo que predican. Con estas cifras sobre la mesa no es de extrañar que los ciudadanos no se sientan representados por ningún partido político y cada vez más el voto en blanco y el nulo ganan peso en las elecciones. En las  municipales de 2011, si estos votos fueran una fuerza política, habría sido la cuarta más votada.

2 comentarios:

  1. Como bien dices, para “arreglar” el problema económico del país ya estamos nosotros, la gente de la calle.
    Escuchar a los políticos diciendo que entienden la situación que sufrimos, los farmacéuticos, los profesores, los estudiantes, médicos… pero que “de donde no hay no se puede sacar” (resumiendo), sería para ver por un agujerito el ritmo de vida que llevan (teniendo encuenta lo que se cita en el artículo) y el estado de ánimo que tienen, y seguro que de ahí, algo se podría sacar. El día que se retiren el extra para gastos, y se reduzcan cada uno de ellos el sueldo a la media del sueldo de los ciudadanos españoles (correspondiente evidentemente con el tipo de cargo, pero también con el hecho de ser un cargo público), entonces, me creeré que de verdad entienden la situación que hay.

    Para acabar, decir que hace unos años se puso muy famosa la expresión “mileurísta”, ¿qué es eso?, muchos ahora se sentirían afortunados por serlo.

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    1. La nueva clase social que surgió hace unos años denominada "mileurista" va ganando peso con la crisis económica. Esta generación la integran los jóvenes preparados, con idiomas, estudios (másters, postgrados)... que no ganan más de 1.000 euros.

      Antes el mileurista era equél pobre que ganaba poco dinero, sólo 1.000 euros!... pero ahora hay muchos que les gustaría llegar a cobrar este salario. Cómo ha cambiado en unos años el mercado laboral y la percepción que se tiene de la realidad. Antes cobrar 1.000 euros no era nada y ahora con ese salario uno es un afortunado.

      Pero no nos engañemos, nada volverá a ser cómo antes. Hay que plantearse un nuevo panorama, una nueva etapa, no podemos pensar que de aquí un tiempo volveremos a estar como años atrás.

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